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la depresión y la religión


Una de cada tres personas tiene al menos un episodio de depresión en su vida. La religión a veces ayuda y otras veces solo agrega culpas.

 

La religión y la depresión:

En muchas ocasiones la religión no hace más que confirmar al deprimido que efectivamente es un fracaso, trayéndole más culpa. Gran parte de las religiones giran en torno a la culpa. Esto se ve especialmente en las que enfatizan estrictas normas y preceptos, muchas veces innumerables. No importa cuanto se dedique la persona, con todo su esfuerzo, a intentar cumplir todo aquello, siempre le falta. Esto atormenta al depresivo porque lo pone en deuda con su deidad y se siente rechazado, lejos, desaprobado, etc. a igual que por sus pares.

También muchas religiones enfatizan la prosperidad económica como consecuencia de ciertas fidelidades y nivel de fe. Entonces el deprimido, que justamente no puede poner su energía en hacer dinero, se carga de más culpas y sentimientos de fracaso y rechazo. Todo le confirma que él tiene una falla.

Llamativamente esto ocurre dentro del cristianismo, no en todos los sectores, pero sí en muchos. Digo llamativamente porque todos los cristianos nos basamos en la Biblia y la misma hace un tratamiento de la angustia y en ocasiones de la depresión que parece no tenerse en cuenta.

Jesús se angustia en Getsemaní, está orando antes de ser entregado para ser crucificado, sus discípulos se duermen, Judas ya se había ido para traicionarlo... el ora al Padre "mi alma está angustiada hasta la muerte, Padre, si es posible, que pase de mi esta copa, pero hágase tu voluntad y no la mía". No he oído una expresión de mayor angustia que esta "mi alma está angustiada hasta la muerte". Nadie dirá que Cristo pecó, que no tuvo fe, que no estaba en comunión con el Padre.
Una cosa es angustiarse y otra que se hace con la angustia. El hijo de Dios, lleno de fe y en comunión plena con el Padre, se angustió mucho.
Podemos Pensar en Elías que al ser perseguido luego de derrotar a los profetas de Baal, huyó, se escondió y se quería morir. Dios, lejos de desecharlo, vio que él ya ni procuraba comer y le trajo comida mediante los cuervos. Todos signos habituales de depresión (pérdida de apetito, no poder levantarse, deseos de morir, mirada negativa de la vida, etc.).
El hijo de Dios y el representante de los profetas del A.T. se angustiaron. De Elías podemos afirmar que no solo se angustió, sino que se deprimió. 
Dios entiende tu angustia y quiere ayudarte!